
Como dulce sueño profano
robaste el último suspiro
abandonaste tu amanecer soñado
bebiste de su cuerpo sin lujuria
amaste cada poro de su rostro amado
ahora yaces entre las penumbras eternas
sueñas con su hermosa naturaleza
donde los señores de la noche eterna
son infames asesinos de almas sin huella
vuelas libre en la inmensa esfera
y en tu interior no hay alma que sueña
ahora solo una lagrima de sangre
surca tu rostro de olvidada amante.
Arwen